Las 4 características del conflicto que encontrarás en este post, te permitiran observarlos a desde otros ojos y en consecuencia, gestionarlos de forma distinta.
Los “rifi-rafes” forman parte de nuestras vidas y nos afectan a todos/as en algún momento, así que te invito a seguir leyendo…
¿Qué es un conflicto y para qué sirve?
El conflicto es una situación de tensión producida entre dos o más personas y nos avisa de que un asunto requiere atención.
La discordia bien gestionada, sirve para liberar tensiones y logra nuevos estados de equilibrio.
¿Qué tipos de conflicto existen?
Existen los siguientes tipos de conflictos, dependiendo de sus protagonistas;
– Conflictos Intrapersonales; conmigo mismo/a
– Conflictos Interpersonales; entre 2 o más personas
– Conflictos Intragrupales; dentro de un mismo grupo
– Conflictos Intergrupales; entre grupos
“ Cualquiera puede enfadarse, esto es fácil. Pero estar enfadado con la persona correcta, con la intensidad correcta, en el momento correcto, por el motivo correcto y de la forma correcta… esto no es fácil”. Aristótil
Las 4 características del conflicto;
1. El conflicto no es negativo
Aunque socialmente el conflicto está entendido como malo y digno de evitar, en realidad el conflicto no es ni bueno ni malo. Es más, un conflicto bien gestionado puede ser una buena oportunidad de crecimiento y de mejora en cualquier ámbito.
2. Entenderlo, ayuda a resolverlo
Analizar el conflicto y tomar consciencia sobre él, nos ayuda a resolverlo de forma más efectiva.
Nuestra percepción es limitada, cada uno de nosotros ve su parte de la realidad (su verdad). En consecuencia, habilidades como la escucha empática (escuchar poniéndonos en el lugar del otro) y la comunicación asertiva (saber expresar nuestras necesidades y derechos sin dañar a la otra persona) son imprescindibles a la hora de entender el conflicto y gestionarlo.
Existen otras herramientas concretas de análisis de conflicto, como por ejemplo la cebolla, donde analizamos el conflicto desde sus distintas capas.
3. Forma parte de un proceso
Lo que los mortales entendemos por “conflicto” suele ser el momento en el que se hace visible, el momento de “crisis” culminante.
Sin embargo, el conflicto es un proceso que empieza antes de este momento y termina después. Para entender las características del conflicto, es interesante entender el proceso.
- Pre-conflicto; Es cuando el conflicto se empieza a gestar. Surgen los objetivos u intereses incompatibles.
- Confrontación: Cada parte lucha por alcanzar sus metas. Se acumula fuerza para el ataque verbal o físico. También en los conflictos entre grupos, es el momento de formación de alianzas.
- Crisis; Punto culminante de tensión del conflicto. El conflicto se hace visible y puede aparecer la violencia física o verbal.
- Resultado; se forman los acuerdos o no acuerdos. Si los acuerdos no atienden a todas las partes, la semilla del conflicto sigue vigente y puede generar un nuevo conflicto futuro.
- Post- conflicto; baja la tensión y la comunicación entre las partes vuelve a ser posible.
4. Necesita aflorar
Si el conflicto no sale, provoca inestabilidad psíquica en la persona, que necesita recobrar su equilibrio emocional.
Hay tendencia entre algunos grupos (familias, equipos, amigos) a evitar el conflicto y no dejarlo aflorar desde la creencia que el conflicto es negativo perdiendo la posibilidad de recoger el regalo que trae consigo el desacuerdo.
Y para terminar este post, quería contarte una curiosidad… ¿sabes que la mayor disfunción de los equipos es el temor al conflicto?
En muchos equipos existe una aparente harmonía para quién observa desde fuera, pero es una harmonía artificial, pues lo que sucede en realidad es miedo a estar en desacuerdo. Y esto es un peligro, ya que el temor al conflicto provoca resentimiento y falta de compromiso.
Los coach de equipos, ante un conflicto entre miembros, no intentamos evitarlo, sino que permitimos que aflore, porque sabemos que es beneficioso para el crecimiento y desarrollo del equipo.
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